sábado, 9 de octubre de 2010

CRÓNICA - Standstill - Teatro Circo Price

Standstill: seguir siendo insuperables, incluso en su peor noche en Madrid

***1/2 / *****

Standstill (Espectáculo ROOOM) – Teatro Circo Price – 8 de octubre de 2010

Primer enunciado a resaltar de la noche de ayer en el Circo Price: no hay nadie, absolutamente nadie de la escena independiente en nuestro país, capaz de ofrecer un espectáculo a la altura (y de la complejidad) de ROOOM – con tres oes-. Solo por eso, hay que admirar el cuidadísimo ejercicio de reinvención que Standstill han fabricado a partir de su triple EP: Adelante Bonaparte para el directo.

Y es que habría que pensar, en primer lugar, si Adelante Bonaparte (en su integridad, no en canciones concretas) es un disco para presentar en directo. Por primera vez, Standstill demostraron anoche que, aun siendo claramente superiores a cualquiera, no son idealmente perfectos como nos habían hecho creer con sus conciertos más eléctricos.

Rooom es una velada tan tranquila, intimista y mimada al detalle como pretenciosa y desigual en algunos momentos de la misma. Preparada para degustar en auditorios, precisa de una infraestructura tan sencilla (tres pantallas que simulan una “roo(o)m” abierta) como limitadora (el aforo del Teatro Price se redujo a más de la mitad -novecientas butacas, ochocientas ocupadas-).

La impresión general es que a Standstill les quedó un poco grande el concepto de su propio espectáculo. Y no por los fallos técnicos (tanto en el sonido como en las proyecciones) que aparecieron suficientes veces en el concierto como para tenerlos en cuenta. Enric Montefusco, paradigma escénico de clase, respeto y presencia puede salir del paso con solo agradecer al público su actitud. La “decepción” - mínima- tiene mas que ver con que no todas las proyecciones están al mismo nivel: quizá demasiado obvias en algunos casos, excesivamente simples e incomprensibles en otros – al menos, relacionándolas con los textos-.

El concierto tardó en arrancar. Todos de pie no suena tan oscura y espectacular como hubiéramos imaginado con “Suena el teléfono...” , que se presumía apoteósico. Y por un fallo de las pantallas, la imagen de La Familia Inventada se proyectó antes de tiempo, teniendo que reconducir el hilo en el EP mas denso y difícil de la triada.

Por fin llegó Adelante Bonaparte (I y II) para levantar los ánimos (de ellos y los de un público – lo siguiente a respetuoso- en profundo silencio los noventa minutos exceptuando los aplausos-). Después de Cobarde Pecador, El Resplandor consigue por fin poner los pelos como escarpias y de ahí, todo para arriba y del tirón. Qué voz tiene Enric, qué control sobre sí mismo, qué buen gusto cantando, y, sobre todo, qué asombrosa capacidad interpretativa. Extrema delicadeza la de La hora del acuario, con el mar de fondo, transmitiendo esa paz de la canción por momentos, dando mucha importancia al silencio, escuchándolo.

La antítesis de Moriréis todos los jóvenes, con un sonido espectacular, visualmente impecable, en conjunto apabullante. Tan incuestionable, psicotrópica y delirante como Sálveme quien pueda. Estos sí son Standstill en su faceta “intocable”, no la dudosa banda que tardó en calentarse media hora al principio de la noche. Precioso el inicio de Cuando ella toca el piano, magno ejemplo de la sensibilidad literaria de Montefusco en temas amorosos sin caer en el sonrojo.

Para Elefante se incorpora al show un tuba que deja con la boca abierta, primero en las sombras, después en primer plano. Espectacular tramo final, bello resumen, melancólico, afortunado y sintético de todo lo que aporta Adelante Bonaparte. “La vida es un elefante, que solo sabe ir hacia adelante”. El Caminet (cagada técnica que estropea el climax de por medio) conduce directo a Canción sin fin, la última de la noche, perfecta conclusión de la idea que nos llevamos a casa: un espectáculo trabajado, detallista, milimétricamente elaborado al que le falta una última vuelta de tuerca. Quizá que los visuales no fueran, en muchas ocasiones, un mero complemento a unas canciones inmensas.

Eso, y que, Standstill, aun siendo una de las mejores bandas de nuestra generación, no tuvieron ayer su mejor noche.

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