miércoles, 8 de septiembre de 2010

SHAKE YOUR MOVIE MAKER!! - Velvet Goldmine

Brillantina y lentejuelas entre los destellos de Bowie

Una película como “Velvet Goldmine” (1998) requiere algo más que la simple atención que se le presta a una obra cinematográfica normalmente, son tantos los detalles y matices escondidos en los entresijos que si te paras a pensar en algún pasaje de la misma es posible que se escabullan otros que aprovechan la huida mientras el espectador discurre en el porqué de las situaciones.

Dirigida por Todd Haynes, director de largometrajes como “Poison” (1997), “Safe” (1995), “Lejos del cielo” (2002) y “I’m not there” (2007) -de la cual hablaremos en futuras entregas-, incluso se puso al mando de la dirección del video de ‘Disappearer’, single de Sonic Youth, extraído del álbum “Goo” (1990). Para “Velvet Goldmine” se recrea el ambiente de la juventud británica en plena eclosión mod y del crecimiento del movimiento glam y de toda la filosofía de la época junto a la ambigüedad sexual. En el reparto salen a relucir nombres que por entonces eran casi desconocidos para el público general, así podemos ver a un jovencísimo Christian Bale, a un experimentado Ewan McGregor, pues recordemos que a esas alturas ya protagonizó películas de culto como “Trainspotting” (1996), a una casi irreconocible Toni Collette o al principal protagonista de la historia, Jonathan Rhys-Meyers encarnando a Brian Slade, una estrella del glam-rock que “muere” durante un concierto.


En 2005 Rhys-Meyers se encargaría de dar vida, esta vez en una recreación biográfica, a Elvis Presley, trabajo que pasó de puntillas con
más pena que gloria. ¿Y quien se esconde tras la producción ejecutiva? Pues nada más y nada menos que el señor Michael Stripe, líder de R.E.M. por lo que el puzzle terminaba por formarse. De la banda sonora hablaremos más adelante en este mismo artículo ya que toda ella merece una mención especial tanto por el contenido de la misma como por los súper grupos formados para la ocasión, pero vayamos por partes.

En este filme se narran, de forma paralela, las historias de un joven reportero británico llamado Arthur Stuart (Christian Bale) que va tras la pista del desaparecido Brian Slade y su álter ego Maxwell Demon (Rhys-Meyers) que como antes se mencionó, era una estrella del glam que en su momento cumbre muere asesinado durante un concierto ante cientos de espectadores, entre ellos, Arthur Stuart. Para recolectar pesquisas, el joven reportero, pasados muchos años, se entrevista con antiguos compañeros de aventuras del desaparecido Slade; su representante Jerry Divine (Eddie Izzard), así como con Curt Wild (Ewan McGregor) amante y amigo de la estrella o su ex – mujer Mandy Slade (Toni Collette). La estructura es algo extraña para el neófito en estas artes, pues debido a sus saltos en las historias y los flashbacks puede llegar a desbaratar el esquema principal que el espectador llega a tener en mente, al igual que ocurriría con la narración de “Ciudadano Kane” (O. Wells, 1941).


Reseñables son los escarceos de Arthur Stuart durante su adolescencia con la homosexualidad –impagable la escena en la que se masturba viendo fotos de Slide junto a Wild hasta que es sorprendido por su padre- o los cambios estéticos gracias al recargado maquillaje que dictaba la moda. En si, el comienzo es un tanto extraño, un platillo volante sobrevuela el cielo mientras Oscar Wilde, todavía bebé, es entregado en adopción. ¿Por qué Oscar Wilde? Bien, como mezcolanza de varias ideas y visiones, “Velvet goldmine” está muy influenciada por el punto de vista y la vida del escritor irlandés, entre otras referencias e inspiraciones como textos y reflexiones de Wilde en “El retrato de Dorian Gray” del cual se nutren los diálogos del guión. ¡Ojo! Quien piense que esto es un biopic es que anda muy desencaminado. Para más señas, Bowie no fue un gran ídolo de masas en aquella época, mientras que Slade es una afamada estrella que tra
ta de escabullirse de entre los seguidores.

Vidas paralelas, vidas cruzadas y truncadas, de esta manera podemos ver en las vidas de los protagonistas los reflejos espectrales de los iconos glam; Brian Slide es una clara inspiración en David Bowie tanto en estética como en los momentos relatados dentro de la película, incluso el asesinato de Slade aka Maxwell Demon, es un guiño a la caída del personaje creado por Bowie, Ziggy Stardust. Un evidente Iggy Pop es Curt Wild, líder del provocador grupo The Rats, nombre, también del primer conjunto de Mick Ronson, guitarra de “The spiders from Mars”. También son descaradas las similitudes y parecidos e incluso encontraremos referencias a Marc Boland y Lou Reed cuando Arthurt Stuart, todavía adolescente es llevado al hospital para ser “curado” de su homosexualidad a base de electroshock, tal y como le sucedería a Reed. ¿Tanto hay de Bowie? Hombre, pues para empezar, la película es el título de una cara-B del Duque Blanco que fue grabada durante las sesiones de “The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from Mars” en 1971, pero las curiosidades no se quedan solo ahí, en una de las escenas, una niña va recitando el poema de William Hughes Mearns, “Antigonish” texto que sirvió de inspiración a Bowie para componer ‘The man who sold the world’, esto es otra base clave en la película, pues las menciones, guiños y demás homenajes a novelas de clase distópica son constantes; “1984” (G. Orwell, 1949) o “Fahrenheit 451” (Bradbury, 1953) o “El Principito” (Antoine de Saint-Exupé
ry, 1943) cuando Brian Slade luce un traje similar al del personaje del cuento.

Entrando en detalles y leyendas urbanas, en el pasaje de la historia cuando la que es todavía mujer de Brian Slade, Mandy, sorprende a su marido en la cama con Curt, provocando así el divorcio inmediato. Este hecho guarda similitud con la –supuesta- situación vivida por Angie, ex esposa de Bowie, cuando esta descubre a su esposo y a Mick Jagger en la misma cama. Rumore, rumore… Como dato curioso; Iggy Pop no se opuso al rodaje aunque en el se muestre un idilio entre Slade y Wild, cosa que nunca ocurriría entre Bowie e Iggy, incluso la discusión que separa a los dos protagonistas nunca llegó a ocurrir en la vida real pues aunque tuvieran disputas, Bowie siguió produciendo y trabajando con Iggy Pop, pero claro, vuelvo a repetir que esto no es un biopic.

Otro detalle “bowiesco” y del cual uno tiene que estar muy pendiente es de la midriasis que sufre el jefe de Arthur Stuart, un ojo de distinto color al otro, tal y como los tenía el autor de ‘Space oddity’. Un simbolismo gráfico que, servidor, observó mientras visualizada esta gran obra era que la portada del disco de Brian Slade “The ballad of Maxwell Demon” es prácticamente similar a la sexta entrega discográfica del camaleón, “Diamond dogs” (1974) y donde reza: “To be played at maximun volume”, de igual manera que aparecería en “The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from Mars” (1972). ¿Y quien se podría esconder detrás de otros dos personajes clave de la película como son Jack Fairy, oscuro personaje al que todos admiran y de Jerry Divine, mánager de Slade? Pues del primero se dice que está inspirado en Little Richard de manera figurada y también y la más lógica por estética, en Brian Eno. De hecho, el pseudónimo de Slade, Maxwell Demon, es el nombre de la primera banda que formaría Eno. ¡Hasta “Slade” era un grupo de glam de los años 70! Del segundo está claro, Jerry Divine entra en el roll de Tony Defries, quien antes de ser mánager de Bowie, Reed o Iggy Pop, también trabajó con The Beatles o Rolling Stones. Otra cara conocida que veremos es la de Brian Molko, frontman de Placebo que se deja caer en escena con el grupo Flaming Creatures haciendo de Marc Boland y sus T.Rex.

¡Lo olvidaba! En algún momento del filme aparece otra referencia a una mítica película de 1979 basada y titulada igual que la ópera-rock que cierto grupo británico editó en 1973. Pista: Muro y Vespa. Ahí lo dejo.

Y pasamos de analizar la película para ahondar ahora en su fantástica banda sonora, también rica en detalles y matices tanto sonoros como en aspectos significativos. Stipe toma aquí también las riendas de esta parte y como tal, la selección de temas escogidos para formar la música de la película es fundamental contando con clásicos del glam. En un primer momento se pensó en utilizar las canciones originales de Bowie, pero el escurridizo músico, tras leer el guión se negó en rotundo. Para empezar, se forman dos grupos exclusivamente para componer e interpretar las canciones del largometraje:

-The Venus in Furs; banda que acompaña a Brian Slade bautizada de igual manera que un famoso tema de la Velvet Underground que podemos encontrar dentro del long play “Velvet Underground & Nico” (1967). Bajo esta banda de músicos escogidos para tal ocasión se esconden: Thom Yorke y Johnny Greenwood (Radiohead), David Gray, Bernard Butler (Suede), Paul Kimble (Grant Lee Buffalo) y Andy Mackay (Roxy Music). Versionan de manera brillante grandes temazos del glam, tales como; ‘2HB’, ‘Ladytron’ y ‘Bitter sweet’ de Roxy Music, ‘Tumbling down’ de Steve Harley y por último ‘Baby’s on fire’ brutal creación de Brian Eno.

-Wylde Ratttz; conjunto de Curt Wild en la cinta y que también guarda similitudes con The Stooges. Lo que en un principio se formó como un proyecto para tocar un solo tema dentro del film, terminó siendo un super grupo que grabó una buena ristra de temas propios junto a versiones de The Stooges. Finalmente y por problemas legales se quedó sin ver la luz por lo que es un objeto de coleccionista muy codiciado. Paso a presentar a esta banda sin precedentes: Thurston Moore y Steve Shelley (Sonic Youth), Ron Asheton (The Stooges), Mike Watt (Minuteman), Mark Arm (Mudhoney), Don Fleming (Gumball), Jim Dunbar, Sabir Mateen y Sean Ono Lennon. Estos all-star solo graban para “Velvet goldmine” la canción de Iggy Pop & The Stooges ‘T.V. Eye’, corte original que encontramos en “Fun House” (1970).

Del resto de piezas que componen el plantel de tracks recogidas en esta selección tenemos las versiones originales; ‘Needle in the camel’s eye’ (Brian Eno), ‘Virginia plain’ (Roxy Music), ‘Satellite of love’ (Lou Reed), ‘Diamonds meadows’ y ‘Cosmic dancer’ (T. Rex) y cerrando el apartado de creaciones originales ‘Make me smile (Come up and see me)’ (Steve Harley). Pero como antes he comentado, la riqueza en detalles es impresionante y si para este montaje se organizaron dos bandas no podían faltar las composiciones exclusivas para tal fin donde la banda de post-hardcore, Shudder to Think aportaron ‘Hot one’ y la exquisita ‘Ballad of Maxwell Demon’, los Grant Lee Buffalo entregan una sensacional pieza titulada ‘The whole shebang’, ‘Velvet spacetime’ corre a cargo de Carter Burwell y por último Pulp, que interpretan ‘We are the boys’. Y para terminar, las versiones de ‘20th Century boys’ original de T. Rex y que Placebo interpreta de manera sublime, Teenage Fanclub se marcan a medias con Donna Matthews de la banda britpop Elástica, el cover de The New York Dolls ‘Personality crisis’ y como dorado y glamoroso broche suena ‘Bitter’s end’ un mano a mano entre Paul Kimble y Andy Mackay.


Poco más que añadir, merece la pena bucear en este gran largometraje como para buscarlo, pues está descatalogada, como para visualizarlo. Pero merece muchísimo la pena dejarse atrapar por la magia del glam y las ensoñaciones entre brillantina y boas de plumas que subyacen en “Velvet goldmine”.

Charly Hernández para EL CAMALEÓN
FOTOS: Archivo

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